Los municipios en Puerto Rico cuentan con solares donde el suelo le pertenece al municipio y la estructura es privada, se conocen como usufructos. Los usufructos, lo que significa uso y disfrute, fueron introducidos por la corona española. Estos terrenos, que usualmente se encuentran en los cascos urbanos de los municipios, han quedado en el olvido y han sido menospreciados. Hoy día, con la crisis de vivienda actual, tenemos que replantearnos formas de poder otorgar de manera rápida y económica vivienda a residentes de los municipios que cuentan con usufructos. Actualmente, el Centro de Recaudación de Ingresos Municipales (CRIM) tiene alrededor de 40 mapas de usufructo. Del resto de los municipios, los mapas no están bajo la custodia del CRIM, y según fuentes, los mismos fueron descartados por administraciones anteriores por ser documentos demasiado viejos. Aquellos municipios que tienen sus mapas de usufructo tienen en sus manos una herramienta que puede ser usada hoy para la creación de vivienda. El Código Municipal de Puerto Rico en su artículo 2.26 regula la revocación de usufructos. Algunas de las causas que se pueden utilizar para justificar la revocación de un usufructo puede ser el abandono. Una propiedad que conste en suelo municipal y que esté abandonada o declarada estorbo público, puede ser considerada para revocar la concesión de usufructo, y convertirse tanto la estructura como el suelo en propiedad del municipio, sin tener que pagar por la adquisición de la estructura.
En mi experiencia trabajando con municipios, muchos de ellos desconocen sobre esta posibilidad de poder adquirir una estructura que está sobre el suelo municipal, sin tener que pagar justa compensación o por la estructura. Una vez los municipios entienden que hay una manera de crear vivienda que no tiene un impacto económico sobre sus finanzas, usualmente comienzan a tener programas enfocados en la revocación de usufructo, y la posterior concesión de dicho usufructo a personas nuevas que tanto lo necesitan. La creación de Ordenanzas Municipales que permitan la concesión de esos nuevos usufructos dirigidos solo a personas de escasos o moderados recursos o clase trabajadora, puede ser una herramienta indispensable dentro de la planificación municipal para la creación efectiva de vivienda asequible.
Aunque muchas de estas propiedades se encuentran en avanzado deterioro, existen programas que los mismos municipios pueden crear para rehabilitar las mismas. El uso de fondos federales, como los de HUD, EPA y USDA, pueden ser utilizados para la rehabilitación de dichos espacios antes de que sean concedidos en usufructo nuevamente a personas que cualifiquen. Los municipios pueden retener la titularidad del suelo, mientras que otorgan el beneficio del usufructo por un término fijo a familias nuevas, permitiendo así que puedan disfrutar de tener un techo seguro y digno. Esto puede ser una alternativa en lo que pueden comprar una propiedad o ingresar en algún programa del Departamento de la Vivienda que les permita acceder a tener un hogar principal. De igual manera, tenemos que fijar nuestra atención a las guías del programa R3 de Vivienda para permitir que personas con vales (vouchers) para comprar propiedades puedan adquirir estas propiedades que se encuentran en estado de abandono. Empatar el que los municipios tienen propiedades abandonadas a su nombre con la necesidad de poder satisfacer la demanda de personas con vales (vouchers) de R3 debería ser una estrategia que el gobierno municipal y central utilice para resolver dos problemas dentro de un mismo organigrama. Tenemos opciones para la creación de vivienda para la clase trabajadora, pero tenemos que atrevernos a hacer iniciativas noveles enmarcadas dentro de nuestro sistema legal que permitan ofrecer una protección a quien se supone las leyes protejan, la gente de carne y hueso que día a día se levanta a cargar el país y que lo único que pide es tener un techo seguro.
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